Una vida austera y ejemplificadora.
Proclamado cardenal tres años después, Bergoglio vive solo, en un departamento sencillo, en el segundo piso del edificio de la Curia, al lado de la Catedral.
Enemigo de apariciones estridentes,Bergoglio rehúye toda exposición en los medios de comunicación. Mantener un estricto bajo perfil le permite viajar en subterráneo y en colectivo como cualquier pasajero. Con frecuencia confiesa en la Catedral como un sacerdote más. Tras la masacre de Cromagnon recorrió hospitales para estar al lado de los heridos y familiares de las víctimas.
Al poco tiempo de ser ordenado sacerdote padeció problemas respiratorios y, tras una operación, sufrió la pérdida de un pulmón. Hoy goza de muy buena salud, fruto de la vida austera y rigurosa que siempre ha observado.
Cuando viaja a Roma, no le gusta mostrarse con los atributos de un cardenal. Por eso es frecuente verlo con un sobretodo negro, para no hacer ostentación de la llamativa vestimenta de los purpurados. Además, cuando el Papa lo proclamó cardenal, a diferencia de otros, no se compró una vestimenta nueva, sino que ordenó arreglar la que usaba su antecesor Quarracino.
Su primer acto de gobierno al asumir en la arquidiócesis fue crear la Vicaría Episcopal de Educación, un virtual ministerio que tiene bajo su jurisdicción tantas escuelas y alumnos como los que atiende el gobierno porteño. Pero, a diferencia de los clásicos consejos de educación católica, su premisa es dedicar los esfuerzos de la Iglesia a toda la educación.
En sus homilías, el cardenal revaloriza en forma permanente el sentido de la patria y las instituciones y, pese a su formación técnica de ingeniero químico, es un apasionado lector de Dostoievski, Borges y autores clásicos. Es habitual, además, su presencia en actos ecuménicos e interreligiosos.
Fiel a su baja exposición, el cardenal primado tiene afinidades muy escondidas pero significativas. Así como el cardenal Juan Carlos Aramburu era muy aficionado al boxeo, a Bergoglio le gusta el fútbol. Es simpatizante de San Lorenzo de Almagro y una vez, cuando jugaba el goleador Alberto "Beto" Acosta, el plantel le regaló una camiseta autografiada por los jugadores. También le gusta el tango.